jueves, 8 de septiembre de 2011

Programa

Unidad I: Aspectos teóricos sobre la psicomotricidad y expresión corporal.
> Conceptos, principios y fundamentos de la psicomotricidad.
> Importancia y finalidad del desarrollo psicomotor en el nivel inicial.

> Moticidad fina: conceptos.
- Coordinación óculo - manual.
- Fonética.
- Motricidad facial.
- Motricidad gestual.

> Motricidad gruesa: conceptos.
- Dominio corporal dinámico.
- Coordinación general.
- Equiluibrio.
- Ritmo.
- Dominio corporal estático.
- Tonicidad.
- Autocontrol.

Unidad II: Aspectos teóricos de la expresión corporal.
> Conceptos, principios y fundamentos de la expresión corporal.
> Importancia de la expresión corporal.
> El cuerpo como instrumento de comunicación.
>Técnicas de la expresión corporal.
- Estudio del movimiento.
-Tipos de movimientos.
- Estudio de espacio total y parcial.
- Estudio del tiempo.

> Estrategias y recursos para favorecer la expresión corporal.
> El juego simbólico como instrumento de expresión.
- Teatro.
- Mímica.
- Dramatizaciones.
- Juegos musicales.
> Los juegos tradicionales y actuales>identificación,importancia, cuáles habilidades y destrezas desarrollan, recursos que se utilizan.

Unidad III: Procedimientos importantes para la psicomotriidad y expresión corporal.
> Actitud del docente ante las actividades de expresión corporal y psicomotricidad.
> Ambiente físico y horario para estas actividades.
> Recursos materiales a utilizar y crear.
> Formas de desarrollar una actividad de expresión corporal y psicomotricidad.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Fundamentos teóricos y prácticos de la Psicomotricidad

Fundamentos teóricos y prácticos de la Psicomotricidad

Fundamentos teóricos

Nuestra práctica psicomotriz se basa en dos principios importantes como lo son:

La globalidad y la expresividad psicomotriz: La globalidad se puede entender como el estrecho vínculo existente entre las diversas estructuras que conforman al hombre como lo son su estructura somática, afectiva y cognitiva. Debemos entonces considerar al niño como un ser global que debe expresarse sin mutilación, dando significado a todos los parámetros de su entorno.

Del mismo modo, el niño al establecer una relación con el mismo y con sus iguales mediante acciones corporales, esta poniendo de manifiesto su expresividad psicomotriz. El niño aprende del mundo, recoge un sinnúmero de elementos que posteriormente irán conformando sus diversas estructuras motrices y cognitivas. Dentro de las tareas metodológicas de la Psicomotricidad vivenciada se deben distinguir tres condiciones:

Un ajuste a la expresividad del niño, condición que habla de los procesos formativos globales del ser humano y el respeto a la manera de ser de cada uno.

Un sistema de actitudes y de acción por parte del especialista (profesor). éstas se refieren a la persona, que es facilitadora y agente segurizante, que permite que la personalidad del niño se exprese de manera espontánea.

La tecnicidad o competencias técnicas que debe lograr el profesor, y que constituye, parte de la preparación del especialista y que junto con una formación personal y práctica forman una trilogía en donde todos sus componentes se han de desarrollar simultáneamente23.

Fundamentos prácticos

El fundamento práctico de la Psicomotricidad propuesta es el juego, el cual es más que una simple diversión, es la manera propia del niño para expresar sus sentimientos, de descubrir el mundo, de interactuar con su cuerpo, sus iguales y con los objetos. A través de él, podrá interpretar el mundo y consolidar sus aprendizajes.

Piaget, considera al juego como una simple asimilación funcional, en la cual todos los comportamientos que pueda tener el niño son susceptibles de convertirse en juego cuando se repiten por asimilación pura, es decir, por simple placer funcional. El juego es el complemento de la imitación al principio y luego aparece por medio del ejercicio de las actividades por el solo placer de dominarlas y extraer de allí un sentimiento de virtuosidad o potencia.


Podemos distinguir dos grandes estructuras que caracterizan el juego infantil:

1. El juego de ejercicio o juego sensoriomotriz (0 - 2 años), el cual es el primero en aparecer y es el que caracteriza el desarrollo preverbal, estos juegos provocan asimilación funcional, como una manera de obtener placer del movimiento.

2. El juego simbólico (2 - 7 años), el cual surge junto al lenguaje, el niño comienza a representar estructuras y formas ausentes, transforma la realidad y le da vida a los objetos.

El juego de reglas o juego cognitivo, aquí el niño comienza a establecer relaciones sociales e inter-individuales, se constituye principalmente durante los 7 a 12 años de edad.

El juego surge de una necesidad natural, que nos permite desarrollar nuestro ser físico, intelectual y espiritual, ya que nos provee de un sinnúmero de situaciones, que nos llevan a poner en práctica nuestras habilidades, permitiendo de esta manera provocar cambios, reafirmar, y complementar nuestras potencialidades en permanente desarrollo.

Esta cualidad no es propia de los seres humanos y se encuentra presente en la mayoría de integrantes del reino animal. Podemos deducir que el juego se presenta como una estructura básicamente educativa, que es la base de nuestro estudio. Podemos rescatar de diversas caracterizaciones:

El juego es placer, es conducta, es aprendizaje, es libertad, es comunicación, permite pasar de lo sensoriomotriz a lo lógico concreto, permite la socialización y conformar la identidad social, permite la construcción del esquema corporal, imagen corporal y concepto corporal (conciencia corporal). 

Para propiciar una orientación significativa del juego se crean dentro de la práctica Psicomotriz Vivenciada estrategias destinadas a estimular cada uno de los aspectos del desarrollo del niño. Estas estrategias son:

- Los espacios, que están fuertemente ligados al juego del niño.
- El espacio del placer sensoriomotor.
- Espacio del juego simbólico.
- El espacio cognitivo o de construcción.

Los materiales, que están presentes en los diferentes espacios, ayudan al niño a descubrir su expresividad psicomotriz.

La sala, gimnasio o campo, es el lugar físico donde se viven los espacios, el juego es permitido, pero a través de un asegurador. 


Psicomotricidad y placer sensoriomotriz

El placer es el elemento más significativo, es el mecanismo principal para lograr los objetivos propuestos, fundamental para lograr la internalización, y descubrimiento de los niños.

Según Valdés, es común relacionar el placer sensoriomotor con actividades motrices tales como correr, andar, saltar, o trepar, es decir, actividades orientadas hacia el espacio y los objetos exteriores del niño. “Sin embargo estamos pocos acostumbrados a vincular el placer sensoriomotriz a actividades motrices centradas en las sensaciones corporales de origen propioceptivo.

El placer sensoriomotor es la expresión evidente de la “unidad”, de la personalidad del niño, puesto que crea la unión entre las sensaciones corporales y los estados tónicos-emocionales y permite el establecimiento de un proceso formativo global”.

La Psicomotricidad en cuanto es la disciplina que estudia desde un enfoque global la particular manera de ser y estar en el mundo, el niño, va a propiciar vivencias sensoriomotrices necesarias para hacer de los aprendizajes, procesos más auténticos y significativos para él.

El placer sensoriomotriz: para comprender mejor aún, lo que es el movimiento, debemos hacer análisis desde la perspectiva de la filogenia32, a los orígenes de la vida. No hay vida sin movimiento y la suspensión de su movimiento, para cualquier materia viva es la muerte. En principio, el movimiento es interno, incesante, de la materia viva; en la evolución filogenética, se añade y asocia a ese movimiento biológico, el movimiento dirigido hacia el exterior, orientado por el deseo, la nutrición y el desplazamiento.

Entonces, si aplicamos el principio de necesidad biológica de movimiento, podemos concluir que se puede crear a partir de ahí mismo toda organización física hecha de deseos, satisfacciones y placeres.

Como todos los organismos, el hombre se mueve a alguna parte porque necesita cosas; cosas que no tiene y que le hace falta para existir. Según se explica en manuales de psicología, la carencia de estas provoca en los organismos alteraciones internas, desequilibrios y tensiones que se traducen en movimientos, en actos instrumentales encaminados a conseguir del ambiente exterior lo que falta en el interior.

Una vez conseguido esto, la “inquietud descansa”. En rigor, esto es lo que ocurre: al conseguir lo que necesita el organismo recupera el equilibrio interior que eventualmente ha sido alterado por la falta de lo necesario y en consecuencia, cesa la búsqueda.

A ello hay que añadir que, cuando el molesto desequilibrio que provocan las necesidades se elimina o reduce, el sujeto experimenta un placer que sirve de gratificación, esto es, de recompensa a los esfuerzos del organismo.

Para Piaget la actividad sensoriomotora tendría significaciones que se referirían a las actividades motrices y significantes (o contenidos) que se relacionan con el elemento sensorial. El conocimiento para Piaget es primeramente “una acción sobre el objeto“. Para él todos los mecanismos cognoscitivos reposan sobre la motricidad. Sin embargo, como se aclara, lo que Piaget entiende como motricidad no es el acto motor37, sino la acción en su conjunto, es decir la praxias motrices.

Así como el niño nace con una serie de mecanismos sensoriomotores “instalados“ y la inteligencia verbal o reflexiva se apoya sobre una inteligencia práctica o sensoriomotriz. Con ello reconoce la función significativa del período sensoriomotor en el desarrollo de las estructuras cognitivas39.

El profesor Bernard Aucouturier, según Valdés40, reconoce que el niño tiene necesidades fisiológicas para vivir, y que es necesario que estas necesidades sean satisfechas para sentir agrado; esta satisfacción es agradable en todos los aspectos, a nivel neuronal y mental; en todo el cuerpo se vive la satisfacción. Es así, como para Aucouturier el placer sensoriomotriz es una excitación somática que tiene representaciones psíquicas en el individuo.


Sin embargo, el placer sensoriomotriz debe ser reconocido como la plataforma, como el camino real del cambio en el niño, ya que es la expresión más evidente de la “unidad” de la personalidad del niño, puesto que crea la unión entre las sensaciones corporales y los estados tónico-emocionales y permite el establecimiento de la globalidad, una globalidad total, en la cual el educador debe respetar del niño su sensomotricidad, su emocionalidad, su sexualidad, su tiempo, su manera absolutamente original de ser y estar en el mundo, de vivirlo, de descubrirlo, de conocerlo, todo esto a la vez.

Debemos reconocer, además que el placer sensoriomotriz no evoluciona sino existe una intensa movilización sensorial y tónica-emocional; el niño debe vivenciar el placer de movimiento, aunque también puede existir un placer sensoriomotriz vivido casi en inmovilidad, como lo es por ejemplo la relajación tónica.

El asumir y vivenciar una intensa movilización sensorial tónico-emocional aporta siempre un sosiego, mediante la reducción de tensiones, que abre cada vez más variadas y matizadas, es decir, que el placer sensoriomotriz después de su reconocimiento evoluciona hacia una dinámica de comunicación y de creación. Efectivamente el juego simbólico, el dibujo espontáneo, el canto, las construcciones, son sus consecuencias directas y favorecen la adquisición de la inteligencia verbal o reflexiva. Es así como el placer sensoriomotriz se despliega hacia aproximaciones culturales cada vez más amplias, indispensables para la afirmación de la persona.

Otro aspecto significativo que debemos tener presente es que, dentro de la gestación del placer, el niño hace la unión entre el placer y el “otro”, debido a que el “otro” es capaz de reproducir un espejo de reconocimiento para él. A partir de este hecho, el placer hace al niño completamente dependiente del otro. Esto significa que la simbolización surgida es dependiente del otro.

Este encuentro con el otro “somático” corporal tiene una representación del orden psíquico, y es así como el placer es la unión somatopsíquica, favorecida a partir del otro y que le ayuda a tener una imagen positiva de sí mismo. El displacer opera del mismo modo: el niño se pone en movimiento, que en este caso es desagradable; por tanto hay condiciones psíquicas de este displacer, que son las representaciones, los recursos agradables y desagradables.

El niño busca los recuerdos de placer. Cuando no han satisfecho sus necesidades básicas vive tensiones internas en todo su cuerpo, que pueden traducirse en gritos, llantos, etc. Es en estas ocasiones cuando el niño acude a aquellos recuerdos de placer para atenuar las tensiones. Es así como en la vida del niño los recuerdos placenteros están gestados a partir del juego, es más, el juego se funda sobre el placer, toda actividad lúdica se funda sobre el placer, y mientras ese juego es reconocido por el otro provocará en el niño placer.



Psicomotricidad. Sus concepciones teóricas.

Primeramente debemos señalar que este término nace en Francia en 1907, y fue Dupré citado por Da Fonseca (1996), el pionero en acuñar ese vocablo; al poner de relieve las estrechas relaciones que unen las anomalías psíquicas y motrices; ya que inicialmente los estudios que se hicieron fueron con personas débiles mentales. Posteriormente con el transcurso del tiempo ha ido abriéndose el abanico y se ha extendido su aplicación desde la infancia hasta la vejez; aún con personas sanas.

Romper con el planteamiento filosófico de Descartes, citado por Da Fonseca (1996), quien entendía al individuo como una dualidad, dividiéndola en dos entidades: mente y cuerpo; era y es el propósito del uso de la palabra psicomotricidad.

Varios han sido los investigadores que han definido la psicomotricidad; entre ellos podemos citar a Ajuriaguerra (1978), Pick y Vayer (1980), Madelaine Abbadie (1977), etc. Esta última concebía a la psicomotricidad como una técnica que favorece el descubrimiento del cuerpo propio, de sus capacidades en el orden de los movimientos, descubrimiento de los otros y del medio.

Al analizar la definición hecha por la Abbadie (1977), la autora entiende que la psicomotricidad no debe limitarse simplemente a una técnica, pues no debe ser reducida solamente a lo motriz ya que existen otros aspectos como son las sensaciones, la comunicación, la afectividad, que también inciden en el proceso de desarrollo psicomotor.

La autora de la investigación concibe que la psicomotricidad es un modo de acercamiento al niño, no una técnica y se comparte totalmente con la Abbadie (1977) el criterio de que no solo se descubre a sí mismo sino que en interacción con los otros, el niño comparte sentimientos, emociones y es con "los otros" con quienes aprende significativamente siempre que sea un sujeto con un mayor desarrollo que el de él; también se defiende la importancia que tiene el medio para el niño, pues en su interacción directa con éste, es que se favorece el desarrollo de los educandos, al enfrentarse a las situaciones diversas que suceden en su entorno.

Es a partir del siglo XIX que comienza a estudiarse el cuerpo por neurólogos, debido a la necesidad de comprender las estructuras cerebrales, y posteriormente por psiquiatras, para la clarificación de factores patológicos. También la Psicología le prestó atención.

Inicialmente, en la Psicología se estudiaba de forma aislada tanto la esfera psicológica como la motriz en los sujetos, concibiéndose el desarrollo motor solamente desde el punto de vista físico, condicionado por lo biológico, lo natural, sin importar la parte psíquica de la persona y su influencia en el desarrollo motor del individuo.

Existieron varios autores, entre ellos debe mencionarse a Henry Wallon (1964) y Jean Piaget (1965) quienes supieron unir lo psíquico y lo motriz como un todo, siendo el primero el que más aportes hizo en relación con el tema en cuestión.
Según Caparrós al referirse a Wallon:

"Lo extraordinario en Wallon es que no se dio en él un simple paso mecánico del estudio neurológico al enfoque psicológico, un cambio del uno por el otro, o un reducir cualquiera de ellos al otro, sino que supo ver por primera vez la ligadura dialéctica desde un punto de vista genético entre lo técnico-postural con los procesos emocionales y más adelante, con el surgimiento de las representaciones mentales y aun de la personalidad en su estructura unitaria y en sus aspectos diferenciados (procesos conscientes, esquema corporal, noción del yo, etc.)". (Wallon, H, 1925).

Para Wallon era muy importante la unión de lo psicológico y lo motor, se proclamó y combatió "la ilusión frecuente de los psicólogos de creer en formas o transformaciones de la vida psíquica únicamente reducibles a factores y elementos de la vida psíquica" (Wallon, H, 1964).

A lo largo de su obra, se esforzó por demostrar la acción recíproca entre las funciones mentales y las funciones motrices, intentando argumentar que la vida mental no resulta de relaciones unívocas o de determinismos mecanicistas; gracias a este autor, el componente psicológico y motor se ven como una unidad dialéctica, para concebir a la psicomotricidad como un comportamiento físico que tiene un enfoque sociofísico; este hecho es de suma importancia para entender que lo motor es educable, ocurre de forma consciente, pues el ser humano puede autorregular su motricidad gracias a su desarrollo psicológico.

Las concepciones que se encuentran en la base y fundamentan una teoría general del desarrollo infantil han estado históricamente relacionadas con investigaciones de los histólogos, anatomistas, fisiólogos, pedagogos y psicólogos.

Estas formas variadas de experiencia, a continuación se detallan para evaluar y criticar las concepciones de diferentes autores que abordan el tema.

La teoría biologicista: Para estos investigadores lo específicamente humano en los movimientos del hombre ha sido heredado biológicamente por este de sus antepasados, gradualmente entran en acción y se manifiestan exteriormente en la medida que el substrato neuromuscular del aparato motor alcanza el nivel de madurez.

Autores como Gesell (1969) han hecho investigaciones bajo esta concepción. Este autor, en sus trabajos afirmaba que es precisamente el proceso de maduración el que define las relaciones fundamentales, la continuidad y la formación de las estructuras de la conducta; argumentaba que los factores del medio apoyan, desvían pero no originan ni las formas fundamentales ni las etapas consecutivas de la ontogénesis.

La autora reconoce la importancia del factor de la maduración, pero no como la única causa determinante del desarrollo. Es por ello que se razona que esta teoría tiene un alcance limitado ya que no consideran los factores ambientales ni las influencias educativas culturales en el desarrollo de los niños. El desarrollo del ser humano no solo se rige por leyes biológicas, sino que en él también inciden leyes histórico-sociales.

Otras tendencias del desarrollo humano, han centrado su atención en el factor medio ambiente; es aquí donde aparece la teoría ambientalista, la cual tiene en cuenta el medio en que el sujeto vive y actúa, la experiencia individual de integración del sujeto con el medio específico.

Partidarios de estas teorías van desde aquellos para los que prevalece fundamentalmente el factor genético, hereditario y para los cuales el medio constituye solamente el campo en el cual tiene lugar el desarrollo y cuya función es favorecerlo o no.

Este enfoque parte de los trabajos de J. Piaget (1965), posiblemente el psicólogo infantil más conocido actualmente, quien enfatizó que el conocimiento de cada niño sobre el mundo que lo rodea es producto de su interacción continua con él. Piaget (1965) describió el curso del desarrollo intelectual como una secuencia invariable de etapas, cada una de las cuales evolucionan a partir de sus predecesoras, concediéndole mayor importancia al ambiente que a la constitución hereditaria del individuo.

Para Piaget (1973) el desarrollo motor se explica a partir de considerar como la motricidad cambia su significación en el transcurso de la ontogénesis, pero sí reconoce en su teoría la incidencia que tiene el medio en los cambios que se originan en las conductas motrices.

Las corrientes conductistas (behavoristas), aplican el esquema (E-R) en la explicación del desarrollo y aprendizajes en los niños / as consideran al ambiente como la oportunidad para aprender, el factor crítico en el crecimiento y desarrollo, resultantes estos del sistema de recompensas que el ambiente proporciona y no tienen en cuenta las etapas o edades.
Si como se considera toda conducta es aprendida, ella puede ser conformada o modificada mediante el reforzamiento.

La Teoría Histórico-cultural: A nuestro modo de ver la más completa, parte de los trabajos de L.S.Vigotsky (1987), quien considera que el desarrollo está histórica y socialmente condicionado; el niño se desarrolla en la interacción y comunicación con otros, en el mundo de los objetos creados por el propio hombre.
En contraposición a la idea del desarrollo como proceso paulatino de acumulación, este autor, lo entendió como un complejo proceso cuyos puntos de viraje están constituidos por crisis, momentos en los que se producen saltos cualitativos donde se modifica toda la estructura de las funciones, sus interrelaciones y vínculos.

La autora de la investigación coincide conque cada sujeto nace con determinadas estructuras biológicas que pueden considerarse como condiciones necesarias para su desarrollo pero que constituyen precisamente eso: condiciones; es preciso nacer con un cerebro humano para llegar a ser hombre. Determinadas condiciones de estas estructuras pueden favorecer o no el desarrollo y formación de capacidades en el ser humano por tanto deben ser tenidas en cuenta en la explicación del desarrollo.

La especificidad del desarrollo humano es que se integra de forma peculiar lo biológico, lo ambiental y lo socio cultural (específico del ser humano) en el desarrollo de la personalidad del hombre en cada una de sus etapas y de manera general.

En resumen, en el análisis de las teorías antes descritas, se precisan dos líneas del desarrollo, la evolución biológica y el desarrollo histórico, las cuales se unen en la ontogénesis y forman un proceso único y complejo, ambos penetran uno en el otro y configuran en esencia un proceso de carácter bio-psico-social: la formación de la personalidad.

Mientras que la Psicología se encargaba de estudiar la relación de los procesos psicológicos y motrices, la Neurología se encargaba de desentrañar las relaciones entre las funciones del cerebro y el comportamiento humano.

Según Da Fonseca (1996) existen numerosos modelos para comprender las relaciones entre el cerebro y el comportamiento, entre ellos:
  • El modelo conexional de Geschwind.
  • El modelo estructural de Brown.
  • El modelo laboral de Luria.

El modelo laboral luriano se encarga de las adquisiciones psicomotoras. Luria, citado por Da Fonseca (1998), señaló que al estudiar las relaciones cerebro-comportamiento y las relaciones cuerpo-cerebro se puede comprender mejor lo que hace del hombre un ser humano.

El cerebro como órgano de la actividad mental es tratado como el órgano de la civilización, órgano que es capaz de reflejar todas las complejidades e intrincadas condiciones del mundo exterior y todas las manifestaciones superiores de la actividad humana, materializadas en el movimiento y en el lenguaje.

Luria (1984) en su modelo plantea las tres unidades funcionales fundamentales en las cuales el trabajo del cerebro se edifica:
  • Primera unidad: constituye el substrato neurológico de los factores psicomotores de la tonicidad y del equilibrio.
  • Segunda unidad: conforma el substrato neurológico de los factores psicomotores de la noción del cuerpo, la lateralización y de la estructuración espacio-temporal.
  • Tercera unidad: incluye el substrato neurológico de los factores psicomotores de las praxias global y fina.
Las tres unidades funcionales son necesarias tenerlas en cuenta en nuestra propuesta de actividades, sobre todo la segunda unidad porque es ella la encargada
de la recepción, análisis y almacenamiento de la información; se trata de una unidad altamente especifica en términos de modalidad sensorial, cuyas zonas componentes están adaptadas a recibir informaciones visuales, auditivas, y táctilo- kinestésicas.

Luria (1984) insiste en que las tres unidades funcionales no trabajan aisladamente, no siendo posible afrontar la percepción o la memoria, si están exclusivamente organizadas en la segunda unidad, ni la organización de la motricidad si lo están en la tercera unidad.
Como bien afirmara este neurólogo las tres unidades trabajan en conjunto, unas sin las otras no trabajarían convenientemente; ya que existe entre ellas una interrelación dinámica donde el cambio o la organización de una unidad interfiere en el cambio u organización de las otras unidades. El trabajo de Luria (1984) es de suma importancia para abordar el desarrollo físico en dos sentidos internamente relacionados: las funciones del cerebro y el comportamiento humano.

Psicomotricidad y sus componentes.

Para referirse a los componentes de la psicomotricidad se debe plantear que los mismos se determinaron a partir de investigaciones sucedidas desde el siglo XIX, entre otros autores se mencionan a Wernicke, Foerster, Nielsen citados por Da Fonseca (1998), como los pioneros en el campo neurológico, psiquiátrico, y neurosiquiátrico que confieren al cuerpo significaciones psicológicas superiores.

Henrry Wallon (1964) es probablemente, el gran pionero de la psicomotricidad, (entendida como campo científico), en 1925 y en 1934 este psicólogo inicia una de sus obras más relevantes en el campo del desenvolvimiento psicológico del niño.

La obra de Wallon continuó durante décadas influyendo en la investigación sobre niños inestables, obsesivos, delincuentes, etc. La misma se dejó sentir en varios campos de formación como la psiquiatría, psicología y pedagogía.

Este investigador a través del concepto esquema corporal introduce datos neurológicos en sus concepciones psicológicas; se refiere al esquema corporal no como una unidad biológica o psíquica sino como una construcción, elemento base para el desarrollo del niño.
Siguiendo la obra de Wallon (1964), Ajuriaguerra (1978) publica trabajos sobre el tono y desarrolla métodos de relajación, en el campo educativo Le Boulch (1998) también divulgan las obras de Wallon y Ajuriaguerra.

En otra dirección y lamentablemente poco reseñadas en los trabajos tanto de autores americanos como autores europeos, surgen los estudios de los autores soviéticos, destacándose entre otros a Vigostky (1987), Galperin (1983) y Luria (1984).

Es necesario hacer referencia a la clasificación de los componentes según Luria (1984) en su modelo psiconeurológico, primeramente se encuentran la tonicidad y el equilibrio, los cuales están comprendidos en la primera unidad funcional del modelo luriano. La tonicidad se considera el sostén fundamental en el ámbito de la psicomotricidad, pues garantiza por consiguiente, las actividades, las posturas, las mímicas, las emociones, etc., de donde convergen todas las actividades motoras humanas (Wallon, 1932).

La tonicidad tiene un papel fundamental en el desarrollo motor e igualmente en el desarrollo psicológico como aseguraron los trabajos de Wallon (1996). Toda la motricidad necesita del soporte de la tonicidad, es decir de un estado de tensión activa y permanente; según Ajuriaguerra (1978) el estudio del tono supone múltiples problemas, en la medida en que es extremadamente difícil distinguir a partir de que movimiento el desplazamiento de un segmento corporal, sobre el que actúan los músculo, corresponde a una simple variación tónica o a un movimiento real.

El equilibrio: Es la capacidad de asumir y sostener cualquier posición del cuerpo contra la ley de gravedad; es uno de los componentes perceptivos específicos de la motricidad y se va desarrollando a medida que evolucionamos.

Se puede decir que "el equilibrio constituye un paso esencial del desarrollo psiconeurológico del niño, luego un paso clave para todas las acciones coordinadas e intencionadas, que en el fondo son los apoyos de los procesos humanos del aprendizaje" (Da Fonseca, V.1998:154).
"Las actividades posturales y motoras preceden a las actividades mentales, después actúan conjuntamente, hasta que mas tarde la actividad motora se subordina a la actividad mental. De la motricidad a la psicomotricidad y finalmente de la psicomotricidad a la motricidad." (Da Fonseca, V.1998: 173)

La lateralidad: analizada por Le Boulch (1998) es el predominio motriz de los segmentos derecho o izquierdo del cuerpo. Preferencia espontánea en el uso de los órganos situados al lado derecho o izquierdo del cuerpo, como los brazos, las piernas, etc.

Según Da Fonseca (1998) la lateralidad es por consecuencia sinónimo de diferenciación y de organización. El hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo y viceversa. Primero en términos sensorio motores, posteriormente en términos perceptivos y simbólicos. La especialización hemisférica de las funciones es efectivamente necesaria para la eficacia de los procesos cerebrales. Una buena lateralidad es el producto final de una buena maduración.

La lateralidad es encargada de otorgar el primer parámetro referencial para tener conciencia de nuestro cuerpo en el espacio. La misma va a estar determinada por la dominancia hemisférica del cerebro.

En este trabajo de investigación se asume el concepto de Conde y Viciana (1997) quienes conciben a la lateralidad como dominio funcional de un lado del cuerpo sobre otro y se manifiesta en la preferencia de servirnos selectivamente de un miembro determinado (mano, pie, ojo, oido) para realizar actividades concretas.

Cuando existe desintegración bilateral del cuerpo, ésto provoca que se afecte el control del equilibrio y consecuentemente también de las praxias; paralelamente la organización perceptiva espacial, de donde pueden surgir varias dificultades de orientación, discriminación y exploración. Esto trae consigo además que se instale la descoordinación, los movimientos globales pierden la precisión y la eficacia, la orientación espacial se vuelve confusa, principalmente en la manipulación de instrumentos.

A continuación otro de los factores integrado en la segunda unidad funcional de Luria es la noción del cuerpo "Esta noción constituye el alfabeto y el atlas del cuerpo; como mapa resulta indispensable para "navegar" en el espacio y como alfabeto es indispensable para comunicar y aprender. Constituye además el punto de referencia espacial, etc." (Da Fonseca, V.1998: 193)

La Psicomotricidad gruesa:  La coordinación global, es decir, praxia global no es solo el objeto visible de los diferentes segmentos corporales que se accionan con una finalidad concreta, sino que lleva implícitos diferentes niveles jerárquicos de la psicomotricidad, desde la tonicidad hasta la estructuración espacio-temporal.

Psicomotricidad fina: Es una forma compleja de actividad, que exige la participación de muchas áreas corticales. Constituye un aspecto relevante e imprescindible en la psicomotricidad y en la evolución de la especie. La praxia fina es la responsable de que las acciones más precisas sean realizadas de manera efectiva.

La respiración y la relajación: Luria (1991) las ha englobado dentro de la primera unidad funcional del cerebro la cual es la encargada de regular el tono cortical y la función de vigilancia. Tanto la respiración como la relajación no se encuentran como capacidades independientes, Luria insiste en que las tres unidades trabajan de forma fusionada; es decir, estrechamente relacionadas con la tonicidad y la noción corpórea o esquema corporal.


Expresión Corporal y Psicomotricidad